Leyendo este artículo del economista Santiago Niño Becerra, en respuesta a un lector, queda claro por qué en España existe un alto desempleo esctructural desde hace años... dice así:
“España siempre ha tenido una tasa de desempleo estructural muy elevada
que durante el franquismo se camufló con subempleos escandalosos y con
emigración. La razón última del alto desempleo estructural español es
múltiple y muy vieja: se remonta a los siglos XIII y XIV.
Por el Tratado de Almizra la Corona de Aragón, con un espíritu
fundamentalmente burgués y comercial, vio frenado su avance hacia el Sur
en Alicante; por otra parte, la guerra primera guerra civil castellana
la ganó el pretendiente apoyado por la nobleza absentista y
terrateniente y la perdió quien estaba apoyado por la burguesía. Eso
determinó el triunfo de un modo de hacer no económico y no productivo
que fue el que descubrió América.
Si añade que en el siglo XV fue arrasada en Andalucía una agricultura
de vanguardia y que se propició el triunfo de una política de ganadería
extensiva, exportadora y sin mejoras que dificultó el desarrollo
agrícola y que colapsó el desarrollo forestal; la Contrarreforma que
España lideró en el siglo XVI y que llevó a gastar en batallas por
Europa ingentes cantidades de plata traída de América en un momento en
que nadie tenía plata; y las aventuras en Flandes del XVII, a lo que se
llega es a que cuando a principios del s. XIX que es cuando comienza la
industrialización, España sea un desierto gobernado por aristócratas
enganchados a una monarquía inoperante y decadente y donde el caciquismo
y el clericalismo fundamentalista son las correeras de transmisión de
ese poder.
Se puede imaginar cómo podría ser el mercado de trabajo en Écija, por
ejemplo, hacia 1860 y las posibilidades que en Écija tendría la
población activa y susceptible de serlo, una situación radicalmente
diferente a la que se podía encontrar en Sheffield, Lile o Augsburg. (Y
no estoy hablando de explotación: en esa época se explotaba a la clase
obrera en todas partes … en las que la industrialización era pujante; en
las que no se las sumía en la servidumbre).
Lo que vino después ya es conocido. Falta de un modelo industrial que
absorbiera factor trabajo y con un espíritu muy laminado por una Iglesia
inmovilista, la mano de obra española, en plena Era Industrial y salvo
en muy concretos lugares, empezó a llevar una existencia precaria,
subremunerada y subempleada, y donde el tratamiento de ‘señorito’ y
‘amo’ se impusieron por mayoría a los de ‘dueño’ y ‘fabricante’.
Publicado por #Froilán# 6/Noviembre/2012