Durante la crisis de 1929, muchos clientes bancarios de EEUU decidieron sacar su dinero de los depósitos financieros ante el temor de perder todos sus ahorros. Este hecho provocó que muchos bancos norteamericanos se fueran a la quiebra. No obstante, el Gobierno aprendió de los errores de este precedente y se apresuró a cambiar la regulación con la llegada de Franklin Roosevelt a la Casa Blanca. El mismo ex presidende pronunció una frase que se hizo famosa: "prefiero rescatar a los que producen alimentos que a los que producen miseria". En este sentido, Roosevelt puso en vigor la ley Glass-Steagall donde se promulgaba tres puntos claves: separación entre la banca de depósitos y la banca de inversión (bolsa); creación de bancos nacionales, estatales y locales, con una ley antimonopolio que impedía la competencia desleal entre los mismos; y por último, se impidió a los banqueros que formaran parte de los consejos de administración de las empresas industriales, comerciales o de servicio. El objetivo de esta ley era evitar que se especulara con el dinero que la gente había depositado en los bancos.
Sin embargo, con el crecimiento de los mercados financieros internacionales, la banca comercial experimentó fuertes ganancias frente a una banca de inversión que se encontraba subcapitalizada. Este fenómeno prococó que se modificara la ley Glass-Steagall en los años 70, debilitándola y provocando que Londres se convirtiera en la principal plaza financiera del mundo. Durante el 1986 los lobby financieros intentaron eliminar esta ley, no obstante, no sería hasta 1999 cuando el senado decidió abolir la norma.
Consecuencias de la derogación
A partir de noviembre de 1999 los bancos empezaron a tomar más riesgos y a apalancarse ya que volvieron a convertirse en bancos comerciales y de inversión. Esta relajación de la regulación financiera ha sido una de las consecuencias que han provocado la actual crisis económica iniciada en 2007 (Ver documental "Inside job").
En la actualidad, muchos políticos y economistas están alzando la voz para que se promulgue otra vez la ley Glass-Steagall. Entre ellos está el economista Paul Volcker, quien fue presiente de la Reserva Federal de EEUU. El economista pide la reinstauración de la norma aunque con algunas variaciones, sin embargo, Volcker piensa que el origen de la crisis económica actual va más allá al decir que "no se trata sólo de un problema técnico, sino societario. Hay algo que no funciona en el sistema".